viernes, 2 de octubre de 2015

A un día.

A un día.

Hoy ya es viernes. Mañana sábado, sábado 3 de octubre y toca Eruca Sativa en el Luna Park, banda que sigo hace ya varios años.

Mañana es más que una fecha. Mañana se consagran como grandes artistas, pisando el escenario de lo que yo considero el templo de la música.

Todos los que los seguimos hace tiempo soñamos con ese Luna Park. Nos parecía tan utópico, tan lejano, pero lo deseábamos con tantas ganas que yo creo que el universo nos escuchó.

Cada día se hizo más posible, más cercano a la realidad, y no por magia o fuerzas extraterrenales, sino porque se fueron ganando el espacio de a poquito, con mucho esfuerzo y siendo lo que son. Crecieron a pasos tan agigantados que el orgullo se nos empezó a escapar por todas partes, hasta con un poco de celos.

Si. Celos. ¿Acaso está mal? Ya no les da el tiempo ni les alcanzan los brazos para abrazar a esta gran familia que se formó, donde aún me es raro no conocer la cara del que tengo al lado haciendo pogo. Pero al mismo tiempo es mirarlo y entendernos. Nos pasa lo mismo. Y no es casualidad que alguien que recién los escucha como alguien que los escucha de hace tiempo le pase lo mismo cuando escucha sus canciones. Habla de ustedes como una gran banda.

No puedo explicar lo que siento. Es una mezcla de felicidad con un "está bien". No me sorprende, en lo más mínimo. Ya no me los imagino en un escenario más chico. O sí, porque no dejan de ser humildes, pero lamentablemente ya no entramos. 

Ya son gigantes.